Add parallel Print Page Options

Mi pueblo persiste en estar alejado de mí;
gritan hacia lo alto, pero nadie los ayuda.

»¿Cómo podré dejarte, Efraín?
¿Cómo podré abandonarte, Israel?
¿Podré destruirte como destruí la ciudad de Admá,
o hacer contigo lo mismo que hice con Seboím?
¡Mi corazón está conmovido,
lleno de compasión por ti!
No actuaré según el ardor de mi ira:
no volveré a destruir a Efraín,
porque yo soy Dios, no hombre.
Yo soy el Santo, que estoy en medio de ti,
y no he venido a destruirte.»

Read full chapter